Los compradores de alimentos y bebidas están notando algo raro desde hace un par de años. Bolsas de papas fritas llenas de aire, latas de sopa que se han encogido, paquetes de detergente más pequeños. Las empresas están reduciendo el tamaño de sus productos sin reducir los precios, y los comentarios de los consumidores, desde Reddit a TikTok, pasando por la sección de comentarios de The New York Times, rebosan indignación por esta tendencia, conocida como reduflación (shrinkflation en inglés).
La reduflación es una práctica en la que las empresas disminuyen el tamaño o la cantidad de sus productos mientras mantienen el precio igual. Esto se hace para evitar el impacto negativo en los consumidores que puede generar un aumento directo de precios. Aunque la reduflación no es nueva, se ha vuelto más común en tiempos recientes debido a las presiones inflacionarias.
Esta práctica tiene raíces históricas. Desde la década de 1980, las empresas han optado por reducir el tamaño de los productos para mantener los precios estables. Un ejemplo notable es el de Chock Full o’Nuts, que en 1988 redujo su bote de café de 455 gramos a 368 gramos, seguido por sus competidores.
Pero, ¿por qué recurren las empresas a esta estrategia? La razón principal es que los consumidores son más sensibles a los cambios de precio que a los cambios de tamaño. Cuando un precio sube, es inmediato y obvio, mientras que una reducción en la cantidad es menos perceptible.
Desde el punto de vista económico, la reduflación es una respuesta a la inflación y a los aumentos en los costos de producción. Durante periodos de alta inflación, como en 2016 y más recientemente desde 2022, la reduflación ha sido un fenómeno recurrente. De hecho, entre 2019 y 2023, la reduflación añadió unos 3.6 puntos porcentuales a la inflación de productos como las toallas de papel y el papel higiénico, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU.
La reduflación también juega un papel importante en las estrategias de promociones, especialmente cuando se trata de ofrecer productos gratuitos. Las empresas pueden reducir el tamaño de sus productos y utilizarlos en promociones donde los consumidores obtienen un producto "gratis" al comprar otro. Por ejemplo, ofrecer una lata de sopa más pequeña como parte de una promoción de "compre uno y llévese otro gratis" puede parecer una oferta atractiva, aunque el tamaño del producto sea menor. Esta estrategia permite a las marcas mantener sus márgenes de ganancia y atraer a los consumidores con la percepción de obtener un mayor valor. Herramientas como Shelftia pueden ayudar a monitorear estas promociones y evaluar su efectividad, asegurando que las empresas mantengan la confianza y lealtad de sus clientes.
Además de la reduflación, existe la skimpflación, donde las empresas utilizan materiales más baratos para mantener los costos bajos, lo cual es aún más difícil de detectar para los consumidores. Por ejemplo, si un paquete de toallas de papel mantiene el mismo tamaño pero el material es de menor calidad, los consumidores están recibiendo menos valor por su dinero, aunque este cambio no se refleje en las estadísticas de inflación.
Las empresas optan por encoger sus productos en lugar de cobrar más porque los consumidores suelen fijarse más en los precios que en los tamaños. Estudios han demostrado que la gente puede notar la reduflación, pero no siempre es así. Un ejemplo es el de Dannon, que solía vender yogures en envases más grandes que su competidor Yoplait. Cuando Dannon redujo el tamaño de sus envases, las ventas inicialmente disminuyeron, pero luego se recuperaron.
Sin embargo, esta práctica puede ser contraproducente. Con la proliferación de información y la facilidad para comparar precios y tamaños gracias a plataformas digitales, los consumidores están cada vez más conscientes de estas tácticas.
En 2023 y 2024, la reduflación sigue presente, aunque con menor frecuencia que en años anteriores. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, los casos de reducción de tamaño de productos se han estabilizado, pero la magnitud de la reduflación en ciertas categorías como golosinas, detergentes y papel higiénico es más pronunciada. Por ejemplo, entre 2019 y 2023, la reduflación en las golosinas añadió 2.6 puntos porcentuales a la inflación de este sector.
En el contexto latinoamericano, Colombia se destaca como un caso de éxito en la transparencia y protección al consumidor frente a la reduflación. En Colombia, es obligatorio que los comerciantes informen de manera clara sobre el precio por unidad de peso (gramo o mililitro), lo cual permite a los consumidores realizar cálculos precisos entre cantidad y precio. Esta medida ha sido efectiva para que los consumidores tomen decisiones más informadas y reduzcan el impacto de la reduflación en su economía diaria. La obligación de mostrar el precio por unidad ayuda a desenmascarar las tácticas de reduflación, protegiendo a los consumidores y fomentando una competencia más justa entre las marcas.
La reduflación es una estrategia utilizada por las empresas para lidiar con los aumentos de costos sin alienar a los consumidores con aumentos de precios directos. Aunque puede pasar desapercibida, cada vez más consumidores están tomando conciencia de esta práctica y exigiendo mayor transparencia.